1964 es tal vez un año que podría pasar desapercibido, pero alobservarlo con detenimiento parece revelarse como la bisagra de uncambio de época. Ese año Marcel Duchamp decide comercializar susready-mades, el pop sin complejos de Robert Rauchenberg gana la Bienal de Venecia, Dino Gavina realiza una edición de lujo de los muebles de la Bauhaus, Pete Townshend comienza a destrozar sus guitarras traslas actuaciones de los Who, los Rolling Stones publican su primerdisco, se forma la Velvet Underground, Warhol expone la caja dedetergente Brillo en Nueva York y abre su Factory en Manhattan dondese reúnen jóvenes alternativos... Una cultura underground se fraguabaen Europa y en EE.UU., donde activistas feministas, antirracistas yantibelicistas empezaban a organizarse en manifestaciones deestudiantes en Berkeley. También en 1964 Umberto Eco publicabaApocalípticos e integrados, donde afirmaba que el anhelo utópico,revolucionario y disidente de las vanguardias había quedado integradoen la sociedad del espectáculo.1964. Cuando la cultura se convirtió en espectáculo ofrece una visión calidoscópica que recorre aquel año y