A Petrarca se le llama a veces padre del humanismo y sin duda la amalgama de paganismo y cristianismo, erudición clásica y potencial humano que encontramos en sus obras le confiere al término algo de su significado moderno.
Hoy en día la poesía amorosa de Petrarca es un bien de la humanidad. Su extraordinaria difusión y poderosa influencia en toda la lírica occidental demuestran que la posteridad ha juzgado sus obras en lengua vulgar con mucha mayor benevolencia de la que el poeta se hubiera atrevido a esperar.