La Literatura Infantil y Juvenil ha sido objeto de atención preferente para la mayoría de los Estados dictatoriales. Con su control se trató de moldear la cultura de los más jóvenes para impulsar un sentimiento de identidad nacional homogéneo, afín a la ideología de sus gobiernos. Esta monografía revela los diferentes tipos de censura, las estrategias de veto y la propaganda ejercida por medio desuplementos periodísticos y lecturas hagiográficas. Del mismo modo, también se muestra la resiliencia de autores y editoriales disidentes que apostaron por romper la imposición del canon institucionaly defendieron la libertad de las letras, para abrir camino a la pluralidad temática.