Dominado por los clubes desde la entrada en el nuevo milenio, el fútbol está, sin embargo, fuertemente ligado a la historia de las selecciones nacionales. No hay acontecimien to deportivo con mayor repercusión que un Mundial de Fútbol. Ningún otro evento deportivo inspira semejante pasión. La final de la Copa del Mundo es la experiencia colectiva humana más multitudinaria. Es un acontecimiento que habla de grandes jugadores convertidos en héroes. ¿Quiénes seguirán en el panteón de aquí a cien años? ¿Qué equipos y figuras contemporáneas se convertirán en leyendas universales? En primera fila, garantía de inmortalidad, está el Brasil de Pelé, que reinó en tres Copas del Mundo. Era un festival, sobre todo la Seleção de 1970, probablemente el mejor equipo de la historia. Eran los Harlem Globetrotters del fútbol. Tal fue la magia de sus hazañas que su recuerdo es imborrable. La Hungría de Puskás y la Holanda de Cruyff no se olvidarán tampoco, ni seguramente el Brasil de Zico y Sócrates. Aún en el fracaso, no pierden la grandeza. Otras selecciones cuya estela no dejará nunca de brillar, pese a no tener un tro