Hacer los deberes u ordenar la hacitación puede ser aburridísimo. Para solucionarlo, a Kenta se le ocurre un plan magistral: invertir todos los ahorros en un robot para que se convierta en su otro yo. Sin embargo, su nuevo amigo necesitará saber algunos detalles para ocupar su lugar. Este es el comienzo de una hilarante aventura que llevará a nuestro protagonista a reflexionar sobre aquello que le caracteriza.