Nueve años escuchando «edita tus poemas», pero Ángela no lo necesitaba. Los había memorizado y los recitaba o gritaba, a partes iguales, para recordar lo que nadie enseña, ni te pagará por saber. Como profesora universitaria salida de barrio obrero, Martínez Fernández practica las escrituras que garantizan una nómina y, también, las que ocasionan una tormenta, y así la luz del rayo.
Aquí acogemos casi toda su poesía, la única forma de modular el lenguaje que le pertenece. Poesía como eso «que creamos directamente y gracias a la cual sabemos qué nos ha creado». Poemas de la «conclusión» que nos colocan en la obligación de pensar, en serio, de verdad, qué hacer ahora.