"La voluntad" (1902) es la primera de las novelas de la trilogía que dio la fama a su autor y a partir de la cual comenzó a firmar como "Azorín". Desengañado de la fe en la acción política, trata en "La voluntad" la abulia extrema. Fue con esta trilogía cuando comenzó a cuajar el concepto de generación del 98. "La voluntad" carece de la estructura tradicional de la novela, pues por encima del argumento importan las disquisiciones filosóficas, intercaladas con breves estampas de la niñez y juventud del autor.