Esta es la historia del hombre que, en su propio tiempo, mereció quese le diera el título de rey de los hispanos. Un hombre que fue señorde la guerra invencible, legislador sagaz, estadista genial? y padrefracasado. Cuando subió al disputado trono visigodo, Hispania era unatierra sumida en la violencia y el caos, fraccionada en múltiplesseñoríos y reinos, donde los godos, en verdad, no eran dueños sino dela tierra que sombreaban sus lanzas. Cuando murió, dejaba tras de síun reino poderoso y bien gobernado, en el que godos e hispanorromanosse regían por una misma ley, y en el que su voluntad se había impuesto desde el Fines Terrae hasta el Ródano, y desde el Cantábrico hastalas proximidades de las Columnas de Hércules. Si Leovigildo hubierasido rey en las contemporáneas Britania o Escandinavia, su vidahubiera sido leyenda. Pero fue rey en Hispania, y sus hechos sonhistoria. Porque fueron historia, el gran rey se merece una biografíaen la que se aborden no solo los hechos de su reinado, sino quetambién rescate su personalidad para tratar de comprenderlo noúnicamente como guerrero y soberano, sino también como