La salud es un asunto social, no solo porque la protección de la salud se organiza socialmente, sino también porque la propia producción de salud y enfermedad es mediada socialmente, de tal forma que las fracturas, las opresiones y las desigualdades sociales se encarnan en los cuerpos en términos de salud y enfermedad. Las investigaciones en torno a los denominados Determinantes Sociales de la Salud desvelan que las desigualdades sociales tienden a transformarse en desigualdades en salud, distribuyendo de forma desigual la incidencia de la morbilidad y la mortalidad. Cuando estas desigualdades en la distribución de los determinantes de salud interaccionan ?como es frecuente? con desigualdades y exclusiones en el acceso a la asistencia sanitaria o a las medicinas esenciales, los efectos para la salud se multiplican. Pero incluso en los casos en los que no es así, la desigualdad en los determinantes sociales de la salud dificulta que la asistencia sanitaria generalizada se traduzca realmente en resultados de salud equitativos. La lucha por la protección de la salud, entonces, tiene que ser también una lucha p