Existen problemas globales que no forman parte de la agenda políticade los gobiernos nacionales, aunque de su solución dependa lasupervivencia de la humanidad: el calentamiento global, las amenazas a la paz mundial, el crecimiento de las desigualdades, la muerte demillones de personas todos los años por falta de agua potable, dealimentación básica y de fármacos esenciales, o las masas de migrantes que huyen de las condiciones de miseria y degradación de sus países.Pero estas tragedias no son fenómenos naturales, ni tampoco simplesinjusticias. Por el contrario, son violaciones masivas de los derechos fundamentales estipulados en las diversas cartas constitucionalesvigentes, tanto nacionales como supranacionales. La humanidad seencuentra hoy ante una encrucijada de la historia, seguramente la másdramática y decisiva: sufrir y sucumbir a las múltiples catástrofes yemergencias globales, o bien hacerles frente, oponiéndoles laconstrucción de idóneas garantías constitucionales a escalaplanetaria, proyectadas por la razón jurídica y política.Solo una Constitución de la Tierra que introduzca un demanioplanetario par