La obra maestra de Orwell recrea el ambiente de las fábulas clásicas para que los animales protagonicen un proyecto cooperativo e igualitario, que tardará poco o nada en caricaturizarse a sí mismo. Un alegato contra toda forma de totalitarismo que denuncia la corrupción que se propaga en tantas revoluciones, cuyos líderes adoptan conductas y rituales característicos del sistema opresor que pretendían derrocar.