La anciana Sophonisba –«un nombre bonito e indicado, cuando me lo pusieron, pero ahora está más que pasado de moda»– debe,por motivos de salud, trasladarse a vivir a Londres. Enfrente de sunueva residencia hay un inmueble señorial pero deteriorado, del quecuelga desde tiempos inmemoriales el cartel de «Se alquila». ¿Por qué, se pregunta Sophonisba, nadie quiere alquilar la casa? ¿Y por qué veen ella, si está deshabitada, un ojo que la mira? Jabez Jarber, sueterno pretendiente, y Trottle, su fiel criado, siempre celosos el uno del otro, se proponen aclarar el misterio. Jarber reconstruye lahistoria de los antiguos inquilinos de la casa; Trottle, más audaz,entra en la casa misma. Dickens ideó esta situación para el númeroespecial de Navidad de 1858 de la revista Household Words, y entre ély varios amigos de la talla de Wilkie Collins y Elizabeth Gaskellconstruyeron un enigmático rompecabezas por el que pululan maridos que regresan de la muerte, hermanas sin amor, padres cruelísimos, niñosmaltratados y hasta un enano que quiere entrar en sociedad. Una casaen alquiler reúne lo mejor y más caracte