Josephine Traughton tiene veintitrés años y está ingresada en unhospital psiquiátrico en las afueras de Londres. Buena estudiante enOxford, le costaba siempre encontrar «la respuesta oportuna» (quesustituía por una risa nerviosa) cuando le hablaban y en las fiestas,además de personas, veía animales. Después de la muerte de su madrepor un accidente doméstico, se derrumbó. Ahora, en el hospital, losmédicos consideran que su situación es tan favorable que ya puedesalir a trabajar y la ponen a catalogar los libros de la biblioteca de un viejo coronel. Todo el mundo la anima, o al menos la compadece.Pero un día conoce a un paciente del pabellón masculino con «neurosispor ansiedad» derivada de sus «problemas con las mujeres». Es un joven culto, desenvuelto, escéptico, que domina el lenguaje psiquiátrico ydice frases en latín y francés. A partir de entonces el mundo deJosephine cambia. Nunca había hecho mucho caso a quienes le «hablabande volver al “mundo real”, como si hubiera dos: elbueno y el que convenía evitar»; pero su relación con el joven ahorasí le parece que le da «cierto contacto con el m