Sin sueños no hay ideales y sin ideales no hay progreso. Esta es una de las reflexiones que recoge esta obra, cuyo título, Derecho a soñar, lleva implícito un optimismo inteligente que la autora considera necesario y cultivable para toda persona. Con la firme creencia de que todos podemos brillar, defiende la genialidad con la que cada uno nace y la capacidad (y casi el deber) de hacerla aflorar.
A través de un lenguaje propio y asequible, María del Mar Cruz atiende y profundiza sobre la condición humana, a la vez que anima a pensar al lector. Desde el papel fundamental de las emociones a la importancia de la atención para regularlas, alentando siempre a ser uno mismo y, mediante la reflexión, a tener criterio propio para ser más libres.
Para la autora, licenciada en Filosofía y Psicología, en cada artículo de este libro subyace la idea nietzscheana del amor fati como ley fecunda de vida: no se trata simplemente de aceptar tu destino, sino de amarlo, y ser capaz de vivir lo que uno es como si se hubiese elegido.