Estados Unidos, 1951. La Segunda Guerra Mundial ha quedado atrás y el optimismo flota en el ambiente. Aún está lejos la formación de la conciencia crítica de los sesenta; son los años del rock and roll y la fascinación por todo lo que huela a cultura adolescente. Y, sin embargo, en esa década coinciden seis obras fundamentales que constituyen la sintomatología subterránea de una sociedad en crisis. ¿Qué había al final de la solitaria noche americana de Holden Cauldfield en El guardián entre el centeno? ¿Por qué les cuesta tanto a los personajes de El largo adiós permanecer sobrios? ¿Es Lolita la transcripción, hecha por un ruso, del inconsciente norteamericano? Si En el camino nos enseñaba que el Oeste no era una región geográfica sino una zona liminar de la mente, ¿podrían regresar los que habían cruzado esa frontera? Y, siguiendo en el Oeste, ¿existe el lugar al que querrían volver los cowboys crepusculares de Vidas rebeldes? Finalmente, ¿qué significa la excepción moral que encarna el Atticus Finch de Matar a un ruiseñor? La lectura lúcida y moderna de estas novelas que plantea David Sánchez U