La comparación entre Don Quijote y Hamlet ha seducido amuchos grandes escritores. El cotejo es, indudablemente, tentador.Ambos personajes son creados hacia la misma fecha, sus autores son los mayores de la época; uno pertenece a una potencia en crisis pero aúnconserva las galas de su esplendor; otro a una potencia que surgedebatiéndose en no menos formidables contradicciones internas; unoserá el arquetipo del genio nórdico, y el otro, del genio meridional.