NO SE PUEDE SILENCIAR LA VOZ DE UN MUERTO. Será la última Navidad para el solitario portero de un conocido hotel de Reikiavik. Lo hanapuñalado en el sótano donde vivía, vistiendo el traje de Papá Noelque se ponía siempre en esas fechas. Para el inspector Erlendur,encargado de resolver el caso, todo está en su contra: la épocanavideña, los turistas, la dirección del hotel y los sorprendentessecretos de la víctima. «A través de los ojos de su héroe, Indridasonnos revela nuestra incomprensión profunda de las cosas». Lorenzo Silva