Ya sean desdichadas o felices, es decir, diferentes o parecidas–según la célebre definición de Tolstói–, todas lasfamilias tienen sus extraños: aquellos individuos de quienes tal vezsólo se conserva un puñado de noticias dispersas y a los que, sinembargo, se alude con cierta frecuencia por algún enigmático suceso,por su peculiar oficio o por la fuerza misma de su singularpersonalidad, que los obligó a alejarse del devenir habitual de lafamilia. Rostros, por tanto, huidizos, muchas veces en la frontera del olvido definitivo.Para rescatarlos de esta frontera última y para saciar una antiguacuriosidad –la que proviene, pura e ingenua, de los relatosinconexos escuchados durante la infancia–, el narrador reúneen este extraordinario libro a cuatro de sus extraños para intentarreconstruir, sirviéndose de los pocos recuerdos heredados pero también aventurándose en investigaciones personales (viajes, documentos,etcétera), la trayectoria vital de cada uno de ellos, sus ambiciones y fracasos, así como para determinar cuál fue el motivo principal de su extrañeza y, por tanto, de su alejam