A lo largo de los siglos IV a I a.áC., los antiguos griegosdesarrollaron un creciente interés por algunos de los pueblos con losque estaban en contacto. A pesar de valorar enormemente su propiacultura, la civilización helena se abrió a apreciar y aprovechar losconocimientos de los que ellos concebían como bárbaros. En este ensayo clásico sobre los intercambios culturales, Arnaldo Momiglianoinvestiga la circulación internacional de ideas que se dieron sobretodo entre Grecia y los romanos, celtas, judíos e iranios, cómo seestableció una relación especial entre ellos y cómo todo ello tuvoconsecuencias para que su influencia y dominio intelectual seprolongara en el tiempo.