A cada cerdo le llega su San Martín, a cada hormiga su momento detribulación. Entonces, mejor en una celda. Entonces, ¡ojalá que lasparedes que te oprimen sean físicas! ¡Que no cedan ni un ápice cuandoempujes con todas tus fuerzas, pues si media un atisbo de esperanzaestás perdido! Que las sombras que se ciernen sobre ti te cubrancompletamente, permitiendo mantener intacto tu pudor. Habrá quien sinruborizarse afirme que todo es para bien, que así es la Providencia,que es en estas circunstancias cuando se ve el auténtico temple de una hormiga. Que no se añada al dolo, engaño. Todo se desmoronará dentrode ti y de la metamorfosis emergerá necesariamente una hormiga peor.G.L.L.«Un escalofriante relato de las vicisitudes de una hormiga anónima que a todas dará mucho que pensar». Formica Mariella«Aunque carente del aristocrático brillo de las abejas, he dereconocer que el tratado resulta sumamente instructivo y apasionante». M. Meterlinch«¡Un libro extraordinario, en la linea que va de las fábulas clásicasa la Metamorfosis de Kafka! ¡Una indagación original y profunda en elreino animal, escrita en un estilo elegan