La vida del médico Herminio Loredo, la que todavía le queda, setransforma para siempre cuando desembarca del carguero que acaba deatracar en el muelle del Niemeyer, un buque que va a llenar, después,Avilés entera de cadáveres que no terminan de morir. Por eso, Herminio Loredo ya nunca más será Herminio Loredo; ni Avilés, Avilés. Elmédico deja entonces la atención primaria de una ciudad que ya no esciudad y encuentra nuevo empleo como cazador de los zombis que elGobierno ha encerrado tras un círculo de muros levantados sobre litros de sangre licuada y calaveras que son cimientos. La muerte, laposibilidad de la muerte, define el día a día de los pocos asturianosque han quedado vivos. Casi todos trabajan ahora para una empresapública que controla un país independiente. Y es que los zombis sonlos que han traído la independencia a Asturias.