«Quien ama, tarde o temprano sufre».Para Vanessa y Thomas, amarse nunca ha sido fácil. Su relación estácondenada a un equilibrio inestable entre el éxtasis y la perdición.No basta con contemplar un cielo lleno de estrellas o una casita en un árbol donde refugiarse; el sentimiento que los une está hecho denoches ardientes y unos celos feroces, destellos de romanticismo yfaltas de comprensión que parecen irresolubles. Tras haber estado apunto de perderse, por fin las cosas entre ellos parecen funcionarmejor. Por primera vez, Thomas se muestra vulnerable ante Vanessa y le habla de los fantasmas que lo acechan. En su pasado, se produjo unatrágica pérdida que lo convirtió en el chico iracundo y melancólicoque es hoy, un alma rota que rechaza cualquier vínculo humano. Pero ni siquiera esta nueva cercanía parece bastar, porque el sufrimiento que lo atenaza es demasiado profundo. Mientras Thomas se sume en unaespiral de autodestrucción, Vanessa vuelve a pasar tiempo con Logan,el amable —¿tal vez demasiado amable?— compañero de la universidad que está enamorado de ella. Logan parece ser el único que e