Con humor burlón y corrosivo, Lydie Salvayre utiliza el pretexto de una noche en el Museo Picasso, de París, para cuestionar a lacomunidad artística y sus instituciones.Con la estatua deGiacometti 'El hombre que camina' como punto de partida, la ganadorade Goncourt 2014, Lydie Salvayre, emprende una reexploración emocional de su indignación y la historia de su familia como hija de unexiliado español.Lydie Salvayre pasó una noche entera sola enel Museo Picasso durante la exposición Picasso-Giacometti. Siempremantuvo una gran querencia por la obra de Giacometti 'El hombre quecamina' (un trabajo que ella ve como la esencia misma del arte peroque solo había visto previamente fotografiado en revistas) y estabasegura de que se conmovería profundamente cuando se enfrentara a tanta belleza. Y sin embargo, ver este ôcuerpo inmóvil, helado pero también en movimiento, como olas en el mar que el frío ha congeladoö leproduce sólo una leve irritación.¿Es analfabeta en belleza?¿Esta sensibilidad se transmite solo entre los ricos para reforzar suexclusividad? Ella está agitada y plagada de pre