La poeta Concha Méndez (1898-1986) fue una personalidad muy dinámica que con su energía y su creatividad destacó en varios de los capítulos más emblemáticos de la vida cultural española del siglo XX. Novia de Luis Buñuel, amiga de Maruja Mallo y Salvador Dalí, discípula de Rafael Alberti y Federico García Lorca, ella fue una figura muy conspicua en el mundo de la vanguardia artística de los años veinte, mientras que en los años treinta, coincidiendo con su matrimonio con Manuel Altolaguirre, entró a formar parte de la generación del 27, colaborando con su marido en la edición de revistas tan importantes como Héroe, 1616 y Caballo verde para la poesía. Sin embargo, si la vida de Concha Méndez merece ser recordada, no es tanto por su amistad con tal o cual figura famosa, sino más bien por su propia historia de emancipación. Una historia de independencia ejemplar que en estas Memorias habladas es recogida con gran afecto, pero también con mucha gracia, por su nieta Paloma Ulacia Altolaguirre, al armar el relato de cómo su abuela fue liberándose de los tabúes del mundo en que había nacido para ir creando poco a poco en poesía, pero también en teatro un mundo propio, a la altura de su experiencia y a la medida de sus deseos.
Paloma Ulacia Altolaguirre nació en la Ciudad de México en 1957. Maestra en Estudios Hispánicos por La Sorbona, escribe cuentos y novelas y también pinta. En 1988 su libro Concha Méndez. Memorias habladas, memorias armadas fue declarado finalista del Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias de Tusquets Editores.