La narradora de este libro se propone seguir el trazado del río Lea,en Londres, y cada día llega un poco más lejos, aferrándose a suorilla como si fuera la cuerda de la que sujetarse al cruzar unaestrecha pasarela sobre el vacío. El Lea es un pequeño río poblado decisnes que bordea la metrópoli y sus historias marginadas, se divideen brazos minúsculos que se extienden hacia los prados y laspantanosas espesuras, se oculta bajo otros nombres a lo largo dealgunos kilómetros y, finalmente, entre fábricas y autopistas, sevierte en el Támesis.Ella accede al Lea desde el este de Londres, donde se acaba deinstalar de forma provisional tras romper con su vida anterior. Sealoja en un piso en el que convive con las cajas de la mudanza sindesembalar, un lugar cualquiera en el que pretende depositar su vidade un modo transitorio mientras se despide de la ciudad.Ese mundo intermedio que no es ni campo ni ciudad, esos terrenosestériles que transita se convierten ante su mirada, capaz de apreciar lo que otros ni siquiera ven, en fuente de reflexión, misterio ymaravilla. Hondonadas, marismas, juncales, avefrías, alisedas,ter