Santiago Gil de Muro, tras una larga experiencia de pastoral y de uso de los medios de comunicación social para la difusión del Evangelio de Jesús, ofrece en "El Evangelio leído con humor" unas pistas para leer entre líneas y descubrir esa "faceta de la personalidad de Jesús que ni los pinceles, ni las otras artes han pretendido capatar: su ironía y exquisito sentido del humor".
Efectivamente, hemos recorrido docenas de rostros de Cristo de los mejores pintores, y apenas hemos logrado encontrar para la portada de este libro esa expresión de paz y serenidad de Cristo, nada menos que en una situación de terrible dolor físico y sufrimiento moral, que el genio de Velázquez logró plasmar en el rostro de su "Jesús atado a la columna" (1630)