La superstición y el mito son elementos persistentes, comunes a todas las sociedades humanas. Es un factor transversal que forma parte de nuestra esencia y de la identidad más íntima que tenemos como especie. Quizá incluso se trate de uno de los componentes nucleares que ayudó a forjar aquello que somos hoy. Son muchos los factores sociales que distinguen a unos grupos humanos de otros, y la diversidad cultural es, sin lugar a duda, de gran valor; se podría decir que es uno de los mayores patrimonios de la humanidad. Sin embargo, oculto tras el exotismo de la diferencia se encuentra aquello indisociable del propio ser humano y que nos equipara a todos: la dotación genética. Esta nos provee de características comunes no solo a nivel físico, sino también a nivel cognitivo. Y aunque pueda resultar contradictorio, de ella emerge la superstición como uno de estos rasgos colectivos. En esta obra se desgranan los motivos por los cuales nuestro cerebro tiende a la superstición, a construir falsas representaciones del mundo y dar por válidas inverosímiles explicaciones. Asimismo, se indaga en el origen ev