Las leyendas eran ciertas, y al fin dioses y demonios vuelven ahabitar el mundo mortalParece tarde para la paz en Muriath. Ahora más que nunca, lasrelaciones entre humanos y dáricos penden de un hilo, y lainestabilidad de sus respectivos gobiernos imposibilita un frenteunido. Mientras Alviat se prepara para recibir a Kishur y a su grupocomo traidores, la corona vuelve a tener un portador. Los dáricos seenfrentan a la mayor división de su historia, un conflicto queamenazará con bañar la ciudad de sangre. La inquietud reina en Muriath tras el despertar de Osharan, el dios Dragón, tan ansiado por algunos y tan temido por otros. Osharan vuelve a caminar por el mundo, y sumisión parce ser la de perseguir a Kishur y a Alhanna con el propósito de separarlos. Mientras el dárico gris acepta poco a poco suverdadera identidad, Alhanna comienza a manifestar un poder terrible e incontrolable que la llevará a comprender por fin el rol que lahistoria de Muriath la ha llamado a desempeñar. Un papel del queQuiazz, el portador de muerte, tampoco podrá escapar.