Algunos grupos antifeministas se crearon en los años noventa del siglo XX, pero no ha sido hasta las primeras décadas del siglo XXI cuando,gracias al anonimato que proporcionan las redes, se han organizado,interconectado, y han construido espacios propios. Este movimientotiene distintas caras: los ínceles o célibes involutarios, losartistas del ligue, alt-right o fundamentalistas? Todos ellos tienenen común el odio a las mujeres y la reacción ante una emergenciafeminista que hace tambalearse los pilares patriarcales de lasociedad.
Aunque la misoginia no es algo nuevo,definirse defendiéndola explícitamente sí que lo es. Por eso resultaimprescindible entender que no estamos ante una reacción aislada ycentrada en los valores de los autoritarios de género. Se trata másbien, tal y como explica Susanne Kaiser, de una puesta al día de losvalores de la extrema derecha, y de la puerta de entrada a la misma.Todos estos nuevos actores comparten el deseo de volver a la sociedaden la que imperaba la supremacía masculina, pero también la blanca, la autoritaria y la cristiana.