En 1972, cuando Bélgica abrió su embajada en Pekín, Simon Leys fue enviado como agregado cultural y registró elocuentes escenas de la vida cotidiana, datos económicos, obras en las librerías... El resultado fue este libro, que vio la luz por primera vez en 1974: la denuncia de la mentira maoísta en una época en la que parecía existir una «conspiración de silencio» en toda Europa.