Corría el año 1866, y aunque Fiódor M. Dostoievski estaba enfrascadoen la escritura de Crimen y castigo, se ve forzado a crear una novelamás: El jugador. Es una historia gestada en condiciones muycomplicadas, pues no en vano le fue dictada en poco más de una semanaa su secretaria, taquígrafa personal y más tarde segunda esposa, AnnaGrigórievna. Por contrato, la fecha límite de entrega de una obra a su editor tocaba a su fin en el otoño de 1866 y, lejos de arredrarse, el gran Fiódor dictó una historia vibrante, insolente y plena deemociones que ya tenía prodigiosamente orquestada en su cabeza. Unlenguaje áspero, directo y sin tapujos revela a un Dostoievski enestado de gracia, ofreciéndonos una historia apresurada, un autoratormentado, un tiempo convulsoà, en una edición ilustrada porFernando Vicente, cuya mirada poética y sus metáforas visualespotencian la belleza y frescura del relato. Pocas novelas emergen yperduran en el tiempo con la tremenda fuerza que sólo un escritor dela talla de Fiódor M. Dostoievski sabe imprimir a una narración.