La puerta dulce es un poema sobre la ausencia o la dificultad de nombrar. También es un canto de despedida, en el que, al contrario que en las tradiciones budistas, la idea de la muerte resulta inaceptable. El libro habla con trazos breves y rápidos, como en los poemas japoneses o en la poesía del silencio, tradiciones en las que no se permite que el artificio lingüístico eclipse la emoción,porque, como afirma Yoel Hoffman, "lo no dicho comunica más que las palabras".