Siempre me asombró el misterio del tiempo, que sin descanso crea y destruye. Todos contamos, a veces, nuestra propia vida, oralmente o por escrito, acaso en un intento de permanecesr en una realidad que poco a poco se va esfumando. Todo ello pese a que, paradójicamente, sabemos de nuestra propia vida menos de lo que imaginamos. Aunque, seguramente, algo sí que sabemos y lo podemos transmitir.