El libro Los heterodoxos del toreo vino a asentar la propia heterodoxia de José Alameda como crítico taurino. Con la misma concepción histórica evolutiva de toda su obra, y con cierta intención parcial de contestar a las reacciones que venía levantando su labor periodística y literaria en torno al toreo, Alameda enhebró este hilo de contribuciones «heterodoxas» a la historia del toreo. Desde Cúchares al Cordobés, y con un capítulo fundamental dedicado a Belmonte como paradigma del juego fundamental en el toreo entre ortodoxia y heterodoxia, Alameda sabía que el lector se llevaría «más de una sorpresa». «Por un lado, se enfoca el toreo de forma a veces muy técnica; por otro, se llega a consecuencias lejanas, cuando no contradictorias de las doctrinas al uso, de las ideas "recibidas". En el ensayo late una tesis, la de que ninguna figura, como ningún hecho, adquiere sentido sino en relación con su contexto, es decir, con otras figuras que pertenecen a su propio campo… Toda figura paralizada es antihistórica. Solo en su "pasaje", entre otras figuras, junto a ellas o contra ellas, va haciendo la historia